¿Helados light? ¡Sí! Cae en la tentación y disfruta de un buen helado, pero esta vez, ¡que sea bajo en calorías!
“¡No puedo resistirme a tomar un helado! No importa que sea en tarrina, en cucurucho, de alguna marca o congelado. Siento su llamada y no puedo decir ¡NO!”.
Si tras leer esto te has sentido totalmente identificado, este post es perfecto para ti. Vamos a dar dos recetas para que puedas refrescarte con un helado y, a la vez, seguir cuidándote.
¡Toma nota!
Helado light de café casero:
Tan fácil como prepararte tu café favorito (solo, con leche semidesnatada, descafeinado…), añadirle sacarina/stevia y comprar un molde con forma de helado para el congelador (o el envase vacío de un yogurt si no quieres complicarte). Además, necesitarás un palo de madera pequeño.
Cuando el café se enfríe, viértelo en el molde y ponle el palo (se inclinará como es normal, no te preocupes).
Déjalo durante varias horas. Cuando esté a media congelación pon el palo en vertical para que se sostenga.
¡Pruébalo! Fresquito, fresquito… ¡una maravilla para estos días sofocantes de agosto!
Helado light de limón:
Haz una limonada con zumo de limón y agua. Exprime dos limones y a su zumo añádele el agua. Dependiendo de tu gusto de dulzor elige entre una o más sacarinas/stevia. Dale vueltas hasta que se disuelvan bien. De nuevo, necesitarás un molde con forma de helado y el palo.
Ponle el palo y déjalo en el congelador hasta que esté bien frío.
¡Está delicioso! Es el típico polo de limón que tanto nos gusta.
Como podéis comprobar son muy sencillos de elaborar. Te permitirán seguir con tu “vida normal” pero manteniendo una dieta equilibrada.
Y, si los haces, ¡sube una foto y compártela con nosotros!